Es un sentimiento de culpabilidad que no había sentido de forma tan prolongada, una sensación que no me permite ver tus fotos y mirarte de frete.
Como hacerte ver que me importas, que aún podemos volver a la antigüedad y transmitir lo que nos ha pasado.
Es importante que creas en mi cambio, que fue una etapa de mi vida, que tenía que vivirla, nunca la real intención fue lastimarte como lo hice.
Todo era una competencia conmigo mismo, para ver cual era mi límite de maldad y crueldad.
Más sincero no puedo ser, he aprendido cosas tales como cuando en una pareja de amigos, novios o lo que sea se dan un tiempo; uno se termina olvidado del otro.
Los tiempos son perniciosos.
No puedo ver más allá de esta situación, de haber pasado de todo a nada, de amor al odio.
No sé que estrategia ocupar, me cala en mi corazón de sandía tu posible mirada de desaprobación.
Puedo apelar a tu compasión y decir que decidiré suicidarme y así obligarte a conversar conmigo, pero aquello es una tontera.
Admito que rogarte tantas veces no es cómodo para mí.
Pero no sé en que tono decirte que te necesito.
No puedo hilar más oraciones.
Aún te quiero.
Porfa, escúchame.
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