Monday, February 18, 2008

Dolores ajenos.

Dolores ajenos.

Es como ver la crudeza,

del enfermo de cáncer llorar,

y el llanto campesino,

lleno de purificación.

Un plato de papas fritas,

dejado en el olvido costero,

de aquellas cenas desposeídas.

Cicatrices abiertas y sangrantes,

en ese desesperado lamento maternal,

Ojos verdes, rucas, velos negro,

y aquel estoico rostro del cordero.

La soledad del cachorro,

llanto imperceptible de plaza de armas maltratada.

Un oscuro día de patio trasero,

un llanto de almohada,

de la estela de aquella mortaja al viento cálido estival

y a la palabrota que éste se lleva.

El grito del niño,

que atesora un fruto podrido,

entre un surco eterno.

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