Thursday, May 22, 2008

Cuando nada de lo de antes, queda.

Cuando nada de lo de antes, queda.

Tierra pisoteada,

Devastada como un billete.


Arboles sin nido,

Mañanas silenciosas y

Sonidos de putrefacción

Reemplazan a los gorriones.


Palomas hambrientas.

Olor a desolación,

Reemplaza al del pan amasado.


Una alarma,

Reemplaza a los retos de mamá.


Treguaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.


Mantiene y detiene este tiempo.

Groserías en las calles

Remplazan a la misa.


El sexo pagado

Reemplaza a la risa entorno a la cocina

Y la plancha.


Ropa de serie,

Reemplaza a los tejidos con amor.


Rostros siniestros de angustia

Y droga delictual,

Disuelta en la sangre de mi pueblo,

Reemplazan los borrachos alegres.


Se cierra esta puerta

Fin de los lamentos.


Justificaré mis lágrimas

por la eterna infancia

sin defectos y pura

como ciertos sentimientos míos.


Tregua.


Como españoles hemos sepultado décadas de gloria,

Casi una perfecta armonía,

Rompiendo sentencias.


Familias detonadas.


¿Recueros del pasado?

Que mierda es eso,

Si fue antes de ayer

Cuando dormía en el regazo de mi madre

Y me acunaban con cariño eterno.


Tengo que seguir derramando lágrimas,

En una de esas vueltas de la vida,

Retrocedo 40 años

Y vuelvo a nacer en 1990.

Cuando el humo se confunde con el vapor de mi boca.

Cuando el humo se confunde con el vapor de mi boca.

No podía conciliar el sueño y la lucidez escaseaba. Salí en el auto a recorrer Santiago, en busca quizá de un completo caliente y un café olor a tabaco.

Un carrito, estaciono y bajo.

Ordeno al mudo que atiende a las 2 de la madrugada, un completo italiano. En la espera me doy cuenta del típico frío después de la lluvia.

Una solitaria mujer se refugia en mi abrigo, mi cigarrillo y conversación.

Un segundo completo con señas ridículas. La mujer lo ordenó ayudándome.

Una luz roja y la beso.

La beso mientras dice se nombre con una frialdad otoñal.

Una llamada urgente.

Voy para allá. – respondo.

Su hija ha nacido, dijo el doctor, su señora la ha bautizado como… y pronunció su nombre con una frialdad otoñal.

Llantos sombre mi hombro y la escena del completo al recuerdo.

No te vayas, no te vayas. – dicen.

Y deja de sonar el pito de la vida de esa máquina de hospital.

No te vayas, no te vayas. – dicen.

Decía con la típica voz fría de otoño.

Onas.

Simplemente, lo que fuimos.

Aún no entiendo por qué llega un resplandor y luego surge la noche, porqué he crecido y porqué los ancianos van dejando de respirar y son dejados al olvido del camino recorrido.

A veces me asusto creyendo que me sucederá. No conozco muy bien y le temo a ciertas piedras que extraen desde las gélidas aguas, para luego abrirlas y comer algo muy sabroso.

Aún no entiendo porqué los hombres se cubren la piel con barro de colores para asustar a las mujeres.

A veces lloro solo, sentado en una colina, veo pasar a las nubes preguntándome eternamente si mis visiones son reales.

(Veo desolación, veo muertes y seres abominables, golpeando a los grandes , matando a los ancianos

Luz negra,

Luz blanca,

Sonidos estruendosos.)

No he comido en días, estoy cansado de esconderme y caminar como dicen los grandes. Hay que huir de la mano invasora, los ancianos caen, lloran, mueren.

(Mis padres dijeron que volverían)

En soledad camino buscando el rastro como un buen cazador, el rastro de un suave y sabroso mamífero, O-V-E-J-A les llaman. Ahí está, comienzo a correr y me lanzo sobre el animal.

La oscuridad me cubre, no logro ver bien, dejo de sentir mis piernas y luego mis manos, dejo de ver y comienzo a oír al blanco que me arrastra.

(Desolación, lo ví con mis propios devastados ojos)

Oigo todo y poco entiendo. Agua correr y mis carnes se descomponen, días y días pasan y mis sueños de cazador se esfuman. Carnes mías congeladas y podridas en este riachuelo mío.

(Sonidos estruendosos, lo escuché con mis oídos sangrientos)

Subiré a las estrellas y enmendaré un castigo vengador, porqué este bosque es mío. Ya quedan sólo mis huesos y algunas partes del rostro, no fui comido por ningún carroñero.

El bosque llora, llora,

He muerto,

He vuelto a nacer en este suelo devastado.