En este fin de semana pasado, entre melancólicas jornadas de lectura propia, le pedí a mi mamá que me facilitara una carpeta que recuerdo haberla visto en el lecho de muerte de mi abuelo.
Al momento de tocarla me dí cuenta de mi historia, de mi pasado.
Del sufrimiento de mi abuelo.
De sus gritos de auxilio. De sus desesperación solitaria. De mis lugares usurpados-.
Ahí explico mi futuro predestinado. Encarnado en mi abuelo.
En su soledad, estacional, vivida entre barbas largas, y destruidas en un largo llanto opacado por un cigarro.
Escritos difusos, acrósticos, y gritos de desesperación.
Mis entrañas descubiertas están, desde mi nombre en adelante.
Gabriel????
Que suerte y desdicha.
Roque????
ünicamente yo.
Rigoberto Morales Rivadenira.
A los ojos empolvados.
Monday, August 13, 2007
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