En la tranquilidad de mi colegio, vivía entre reglas, compañeros y distorsión, algo me llamaba a apresurarme, esta vez en salir mas rápido. Extrañamente estaba mi perro como acompañante de estas jornadas rutinarias, me preocupaba que anduviese suelto, y yo sin correa para la hora de salida y dije; Que importa si esto es sueño.? seguí caminando entre jaurías de alumnos de la jornada de la tarde, caminando por el cada vez más corto trozo de Miguel Claro hasta providencia, te vi sentada en eso maceteros gigantes. Oriunda de Las Condes, por tu piel tersa y blanca como unos calzones que compré impulsivamente hace unos días. Sin pensarlo dos veces, seguí caminando convencido de mi mala suerte con las mujeres como tú.
Me llamaste, me hiciste sentarme y de un segundo a otro Santiago caminando nos rodeo en nuestro primer aposento. Conversamos al ritmo de tú música, soul creo que era su influencia. De pronto fluyeron nuestros nombres y nuestra saliva.
Demostrémosle a Santiago cuan distorsionados estamos, cuantos somos capaces de amar, > Like a Star. Puse mi mano cubriendo en la totalidad tu cintura, me sentí como cuando robé rosas a mi madre, así, hurtándote mujer. Algo intentaban decirme tus Converse, y no lo pude descifrar. Decidimos caminar hacia mi mundo, el poniente. Cine Arte Alameda, y su restaurante artístico, con unos Cafés y unos cigarros calmó nuestra amalgama de hormonas serpenteantes, como el humo de los cigarros que ahora Fumamos, que al final después de desesperados caminos, terminan juntos en una sola hilera de pasión de inquebrantable, seguimos los acordes de la guitarra de aquel señor.
No asistí al preu, lo recordé cuando pasé con ella por ahí, el Diego portales y sus entrañas carbonizadas asistieron a nuestro encuentro urbano y público, recordando cada momento, en el que yo tomaba una de tus Converse y esta vez logré descifrar el mensaje, tu minifalda de mezclilla me lo dijo todo, tu peto alternativo y tu desordenado pelo con las mechas traseras verdes cambien me lo comunicó. El dibujo de Pop Art de tú peto me hacia gestos indescifrables y yo accedí a preguntarle a las Converse te levante la piernas y deslicé mi mano por tu amarillo calzoncito, introduje mis dedos y ambos cerramos los ojos, la masturbación, nuestro hedor, tu agitada respiración, tu mechón rasta y tus erectados pezones eran símbolo de paz y de que este día viernes no sería común.
Tomamos la vacía 413 hacia oriente, nos bajamos no se donde, corrimos, subimos 13 pisos, entramos a un acogedor departamento, dos ron - cola y todo en silencio, MTV music sonaba ahora en la tele, me distraje y me di cuenta por el reflejo del televisor que me mirabas desorbitada, bebí todo el ron y sin esperar un sólo segundo le dije te amo, después me sentí patético. Se levantó y desvistió, dejando al descubierto su templo de adoración al cuerpo, me tomó de la mano y en silencio me llevo a su ducha, el agua corría por nuestros cuerpos sin luz eléctrica, sintiendo el ruido de los autos, del viento y nuestra respiración, alcazaba a ver una que otra estrella por las rendijas de esa ventana, otra vez me distraje y ella cautivo me atención jabonándome por completo, su beso activó el sistema de música del baño y algo una onda comenzó a dibujar en el vapor nuestra cópula, la besé con el mayor de los frenesí y la jaboné en un sólo lugar, ella imitó mi paso al instante, nuestros gemidos de gatos sonaban más que la música, hasta que te levanté y por lo visto en películas poco a poco el acto se llevó a cabo en un vaivén de besos, poemas improvisados, un zigzag de movimientos pélvicos, al son de los divagantes compases de su música.
Mi lengua limpiaba los restos de jabón desde su cuello, hasta sus pies ya arrugados como nuestras manos.
Salimos, nos vestimos con ayuda mutua, tomamos una Coca Cola, frente al televisor y nos quedamos dormidos bajo la protección del Mtv.
Al día siguiente, nos bañamos pero sin la energía anterior y tomamos desayuno. El reloj decía 10:00 y me dijo; hora de que te vayas, me levanté y en dos segundos ella estaba frente a mí, me tomó de la hebilla y el beso con inclinación de 180 grados duró hasta la cuando el reloj decía 10:42, me dio un papel que decía siete números y lo guardé. Me dijo adiós y una lágrima que bajo por su mejilla me empapó y con un beso mas corto, procurando no entorpecer su caudal de lágrimas me despedí.
Sin deseos al primer teléfono publico, marqué sus siete números y bajó corriendo y no sé como terminamos abrazados en la caseta telefónica por un largo día.
No comments:
Post a Comment