Tuesday, November 20, 2007

Caída.

Caída.

Frente al portentoso mar,

me depositan con un gran reloj de arena.

Un parpadeo

y dentro del reloj estoy,

otro parpadeo

y me acabo de hundir.

El reloj está a punto de partir,

y algo me avisa que me tengo que lanzar.-

Pero si no sé nadar!

No importa, que te lleve la mar!

Llego a la superficie sin tocar,

a esta adorada agua de este pacífico mar.

Desciendo poco a poco,

esfumándose el sonido del choque con las piedras,

esfumándose el sonido de las aves,

esfumándose el sonido de tus suspiros.

Y ya bajo el agua, no puedo sentir tu olor,

grito y apuñalo a esta agua,

la maldigo y la escupo,

sigo descendiendo

y el aire conteniendo.

Los ojos abiertos atentos al callejón sin salida,

de espaldas sigo cayendo,

mirando al cada vez, más pequeño sol,

veo sombras, las nubes se despiden de mí.

Sigo apuñalando a la íntima alma,

de este mar, que me consume

me nubla me hiere me expulsa me arrebata

la vida, la existencia junto a mí

Cuando soy palabra y cuando soy carne y huesos.

Cuando soy palabra y cuando soy carne y huesos.

Soy un fantasma,

un espiral de humo parcial,

una brisa entre la multitud,

soy un refresco en el metro,

un alivio y sonrisa,

soy todo mientras me reduzca a estas palabras.

Soy cuando me concreto,

un espiral de humo cimentado e imparcial.

un bulto entre la multitud,

ignorado como un vagabundo en el metro,

un desastre y un lágrima.

soy nada mientras me reduzca a este insignificante ser.

Thursday, November 1, 2007

Sombras en un fondo negro.

Sombras en un fondo negro.

Le doy forma a tu figura,

a estas alturas,

con mis dedos morados,

de tanto intentar moldear tu abstracto sentimiento.



Tu sombra no existe

porque es como mi poesía,

inerte, ínfima, inútil, in imaginaria, infinita.


Tu sombra si existe,

en mi espalda tatuada,

y yo sin espejo,

para poder contemplarla.


Tu sombra es como una alcachofa cocida,

dan ganas de despedazarte para llegar a tu tierno corazón,

blanco y apetecido,

libre de espinas,

joven y lozano.


Negro corazón,

en fondo negro.


Minúscula matiz,

de color gris,

intenta descifrar tu sombra caminante,

pero por más que quería ver tu sombra,

pestañee y perdí la oportunidad de morir.

Es como la muerte misma.

Es como la muerte misma.


Es como la muerte misma,

doy un paso y fumo el ultimo cigarro,

doy otro paso y entro al Lastarria.


Es como la muerte misma,

al pisar el primer pastelón receptor

y capturador del sueños pueriles.


Es como la muerte misma,

que se dignó a tomar un libro

y a no leerlo.



Es como la muerte misma entrar

y recibir el frío estertor Lastarrino,

Sí!!! no me leas con sorpresas,

pues es así,

Pues es capaz de enfriar a las más sensibles almas,

despojándolas del sentido de vivir.


Puedes dejar la lectura si ya consumido estás.


Insensible ser que eres,

me despojas de mis centímetros cuadrados,

tú Lastarrino bohemio,

libre estás de mi cálido estertor,

mira que tengo a varios envueltos por estas hojas,

saltarines haciendo arte,

de la cual depende nuestra defensa,

del infame frió que te atormenta a ti lector.

Parque.

Parque.-

Sentado en este banco,

a manos abiertas,

lo único que me peina, es el viento que despeina-.


El tomy hace reverencias,

a las sombras de los zorzales.


Obedezco a la sombra de la nube,

mi desplazar es en unión con ella,

la persigo,

hoy está enojada, lo sé.

Por que hoy viene solo,

y ella sintió primera que los zorzales,

mi desconsuelo,

que con el habla perdida me tiene.


Corres más rápido que yo,

alejándose de la tristeza que desprendo.

Desorientada la busca en el parque,

se expande para que no quede lugar,

inhabitado por su sombra.

Ahora comprendí,

no desea que este sol injurioso la dañe.


Pero lo que no sabe esta nube porfiada,

es que por más que cubra,

ella ya no está en este parque,

acompañándome, ni siendo poseída por la porfiada.